En la última década, hemos sido testigos del surgimiento y consolidación de una red cada vez más visible y articulada de creadores de contenido que propagan discursos misóginos bajo múltiples disfraces: “masculinidad real”, “liderazgo masculino”, “despertar de los hombres” o incluso “libertad de expresión”. A este ecosistema se le conoce como la machósfera o manósfera, y no solo ha captado millones de seguidores, sino que ha moldeado imaginarios, comportamientos y violencias en jóvenes y adultos de todo el mundo.
Aquí presentamos una genealogía sencilla que permite rastrear algunas de las figuras más representativas de este fenómeno, desde las más tempranas hasta las más recientes, con especial énfasis en los nuevos exponentes en español y en Latinoamérica.
1. Onision (Gregory Jackson) – Estados Unidos / YouTube (~2010s)
Uno de los primeros youtubers en ser señalados por contenido misógino, manipulación emocional y casos de abuso. Su canal fue eliminado tras múltiples denuncias de grooming y violencia simbólica. Representa los inicios de una cultura tóxica de poder masculino en plataformas digitales.
2. Jordan Peterson – Canadá / YouTube, conferencias, libros (desde 2016)
Psicólogo y escritor convertido en figura de culto conservador. Aunque más intelectualizado que otros, sus discursos contra la “ideología de género”, el feminismo y la equidad lo han posicionado como una referencia dentro de la manósfera anglosajona.
3. Andrew Tate – Reino Unido-Rumanía / TikTok, YouTube, Instagram (auge desde 2017)
Ex kickboxer y magnate digital que popularizó una masculinidad agresiva, dominadora y misógina. Defiende la sumisión femenina y promueve una cultura de control emocional y sexual sobre las mujeres. Ha sido detenido por delitos relacionados con trata de personas y abuso. A pesar de eso, sus videos siguen viralizándose a través de cuentas de fans.
4. Fresh & Fit – Estados Unidos / Podcasts y redes sociales (desde 2020)
Myron Gaines y Walter Weekes conducen este popular podcast donde se menosprecia abiertamente a las mujeres y se glorifica al “hombre alfa”. Su estilo confrontativo y sus debates con mujeres jóvenes refuerzan estereotipos de género y jerarquías patriarcales.
5. Sneako – Estados Unidos / Streams, TikTok (emerge 2021-2022)
Creador que pasó del contenido motivacional al extremismo misógino, racista y conspiranoico. Ligado al entorno de Andrew Tate, ha difundido discursos de odio y negacionismo de derechos fundamentales.
La expansión en español y Latinoamérica
En los últimos años, el fenómeno ha encontrado terreno fértil también en el mundo hispanohablante. Algunos influencers, desde un lenguaje “motivacional” o “tradicional”, replican las mismas lógicas de dominación, desprecio y burla hacia las mujeres y la equidad de género.
6. Agustín Laje – Argentina / YouTube, conferencias, libros (desde 2015)
Filósofo y escritor conocido por su postura radicalmente anti-feminista. Ha publicado libros contra la educación con perspectiva de género y se presenta como un referente “intelectual” de la nueva derecha conservadora en América Latina.
7. Roma Gallardo – España / YouTube (auge entre 2020–2023)
Youtuber español que saltó a la fama por confrontar a mujeres y feministas en entrevistas y debates. Su estrategia irónica y agresiva refuerza discursos machistas disfrazados de “sentido común”.
8. El Temach – México / TikTok, YouTube (desde 2023)
Uno de los influencers más virales de la machósfera mexicana. Utiliza un lenguaje agresivo, burlón y simplista para dar consejos a hombres, culpando a las mujeres de sus frustraciones y promoviendo un modelo de masculinidad rígido, violento y emocionalmente reprimido.
9. Club de Caballeros (Javier Rodríguez) – Venezuela / TikTok, Instagram (2022–2024)
Aunque su discurso se presenta como más “positivo” o “formativo”, mantiene una visión tradicionalista del rol masculino y femenino. Reproduce los mismos esquemas de dominación emocional, disfrazados de elegancia y caballerosidad.
Esta genealogía no pretende ser exhaustiva, pero sí pone en evidencia cómo los discursos de odio hacia las mujeres, disfrazados de “autoayuda masculina”, se han sofisticado y adaptado al entorno digital. No son sólo palabras: son semillas que germinan en miles de jóvenes, muchos de ellos en busca de guía, y que terminan siendo coaptados por ideologías profundamente dañinas.
Es urgente desenmascarar, denunciar y contrarrestar estos discursos. Porque lo que está en juego no es un simple debate de opiniones, sino el tejido mismo de nuestra convivencia, de nuestra humanidad y de los derechos fundamentales de millones de personas.

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