La sequedad emocional en los hombres.

Desde pequeños, muchos hombres hemos crecido con una historia no dicha, pero profundamente sentida: la historia de tener que ser fuertes, callados, duros, “hombres de verdad”. Nadie nos lo escribió en una hoja, pero lo fuimos aprendiendo con cada gesto, cada burla, cada silencio. Aprendimos que llorar era “cosa de débiles”, que hablar de nuestras emociones era “para mujeres”, que el enojo sí, pero el miedo no, la tristeza tampoco.

Y así, sin darnos cuenta, nos fuimos secando por dentro.

Esta sequedad emocional no es natural. Es el resultado de años de estereotipos que nos alejaron de nuestra capacidad de sentir, de expresar, de vincularnos profundamente. Es como si nos hubieran enseñado a tener un cuerpo fuerte, pero un corazón encerrado. Nos cuesta hablar de lo que sentimos, ponerle nombre a lo que nos duele, decirle a alguien que lo necesitamos, o incluso reconocer que estamos tristes o perdidos.

Y eso no es menor. La sequedad emocional se convierte en ansiedad, en estrés acumulado, en enojo sin rumbo, en soledad silenciosa, en relaciones vacías o violentas, en cuerpos que duelen y no saben por qué.

Muchos hombres estamos viviendo una crisis profunda, aunque no siempre la sepamos nombrar. Crisis de sentido, de salud mental, de vínculos rotos o ausentes. Y esa crisis tiene raíces en una masculinidad que nos prometió poder, pero nos quitó la posibilidad de sentirnos vivos.

Pero hay otra forma. Hay caminos de reaprender, de abrir espacios seguros para hablar, para sentir, para sanar. Hombres que acompañan a otros hombres. Terapias, grupos, círculos, libros, talleres. Hay espacios donde no tenemos que fingir que todo está bien. Hay maneras de volver a conectar con nosotros mismos sin miedo a dejar de ser “hombres”.

Porque la vulnerabilidad no nos hace menos. Nos hace más humanos. Y es desde ahí que podemos construir vínculos más sanos, vidas más plenas y una masculinidad que no esté hecha de rigidez, sino de autenticidad.

No estamos rotos. Solo estamos aprendiendo a sentir de nuevo.

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