Interpretaciones victimistas del Día Internacional del Hombre y la necesidad de transformar las masculinidades hegemónicas.


El 19 de noviembre, Día Internacional del Hombre, es una fecha que debería servir para reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos nosotros los hombres, especialmente en el contexto de una sociedad patriarcal. Sin embargo, en algunos sectores, esta conmemoración se ha convertido en una oportunidad para promover un discurso victimista que, lejos de enriquecer el debate, perpetúa las dinámicas que sostienen las desigualdades y los problemas asociados a nuestra masculinidad hegemónica.

La trampa del victimismo masculino
El patriarcado, como sistema que organiza nuestras relaciones sociales, nos otorga privilegios evidentes a nosotros los hombres, pero también nos impone roles rígidos y expectativas dañinas. Estos mandatos de género pueden impactar nuestra salud emocional, física y social. A pesar de ello, algunas interpretaciones del Día Internacional del Hombre se enfocan en una supuesta «discriminación» hacia nosotros, ignorando que muchas de las problemáticas que enfrentamos están profundamente relacionadas con el mismo sistema que nos privilegia.

Expresiones como «¿y nuestro día?» o «los hombres también sufrimos» suelen tratar de equiparar las desigualdades estructurales que enfrentan las mujeres y otras diversidades con las dificultades que experimentamos nosotros, olvidando que estas últimas son consecuencia de un sistema que prioriza nuestro poder y estatus. Este discurso victimista refuerza la idea de que los privilegios masculinos son derechos que «estamos perdiendo» en lugar de reconocer su impacto negativo en toda la sociedad, incluidos nosotros mismos.



Masculinidad hegemónica: el verdadero problema
El modelo de masculinidad hegemónica está construido sobre pilares como el dominio, el control y la negación de la vulnerabilidad. Este ideal nos obliga a desempeñar roles rígidos: ser proveedores, no mostrar emociones y ejercer poder sobre otros. Este esquema no solo perpetúa violencias hacia mujeres y diversidades, sino que también nos pasa una alta factura a nosotros mismos, pues enfrentamos tasas alarmantes de suicidio, enfermedades relacionadas con el estrés y una desconexión emocional profunda.

Muchas veces, las críticas a este modelo son malinterpretadas como ataques hacia nosotros los hombres en general, lo que refuerza el discurso victimista. Sin embargo, el cuestionamiento de las masculinidades no busca culparnos como individuos, sino señalar cómo las estructuras sociales nos moldean de manera dañina, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.

¿Por qué necesitamos nuevos paradigmas masculinos?
Transformar las masculinidades no es solo una necesidad para nosotros los hombres; es un paso crucial para construir una sociedad más equitativa y saludable. Este cambio requiere trabajar en varios aspectos:

1. Reconocer nuestros privilegios: Es fundamental que reflexionemos sobre las ventajas que el patriarcado nos otorga, incluso cuando también sufrimos sus costos. Este reconocimiento no debe ser motivo de culpa, sino una herramienta para impulsar una autocrítica constructiva.


2. Romper con los mandatos emocionales: Es urgente que nos permitamos expresar nuestras emociones sin miedo al juicio. Esto implica desaprender el mandato de fortaleza que nos aísla y abrazar espacios de diálogo, terapia y aprendizaje emocional desde la infancia.


3. Compartir responsabilidades: La lucha contra el patriarcado no puede recaer únicamente en las mujeres. Nosotros, los hombres, debemos asumir nuestro papel en la eliminación de las violencias y en la construcción de relaciones más justas.


4. Promover nuevos modelos de ser hombre: Es necesario visibilizar y validar otras formas de vivir nuestra masculinidad, alejadas del dominio y la competitividad, y orientadas hacia el cuidado, la empatía y la colaboración.



El Día Internacional del Hombre tiene un enorme potencial para convertirse en un espacio de diálogo y cambio, pero eso implica alejarnos de las posturas victimistas y abrazar una mirada crítica hacia las raíces del patriarcado. Reconocer los privilegios y las responsabilidades que implica ser hombres en esta sociedad es un primer paso imprescindible para construir modelos de masculinidad más libres e inclusivos. Aunque el camino no es sencillo, transformarlo es clave para avanzar hacia una sociedad verdaderamente equitativa y humana.

Christian Ortíz.
Hombres Despiertos.

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